A lo largo de estas páginas se hace un recorrido cronológico por las principales expresiones de la política cultural desarrollada por el Instituto Cubano de Cine hacia América Latina, desde inicios de la década del sesenta hasta finales del siglo XX. A partir del análisis de los filmes Cumbite (1964, Tomás Gutiérrez Alea), Cantata de Chile (1975, Humberto Solás), Amor en campo minado (1987, Pastor Vega) y Mascaró, el cazador americano (1991, Constante Rapi Diego), se ejemplifican los hitos más destacados de esta política y los proyectos ideológicos que les dieron sustento. Se estudia además un conjunto de obras de Santiago Álvarez, considerado el exponente más significativo de la documentalística política cubana.
Historiar las relaciones entre el ICAIC y América Latina permite profundizar en una lectura compleja de los vínculos exteriores de la Revolución Cubana, en específico lo concerniente a las interrelaciones entre actores e instituciones. El objetivo último de este libro es aportar en la construcción de un relato crítico de la cultura cubana posterior a 1959, con respecto a Latinoamérica.
Este libro reflexiona desde las ciencias sociales, la historia social y la historia de las ideas acerca de la amplia presencia de narrativas conspirativas en América Latina. Los autores distinguen entre la existencia de complots —algunos exitosos, otros fracasados— de otro fenómeno paralelo: las teorías conspirativas que interpretan el mundo como objeto de siniestras maquinaciones e intrigas clandestinas. Se trata de una lógica epistemológica, cuya visión de mundo y narrativa argumentativa fungen de mito movilizador de fuerzas políticas y sociales.